Monday, November 26, 2007

Los misterios de la vida


Este texto aportó Cristina Remorini. un poco antes de irse de este mundo, a su grupo de trabajo interno y capacitación de la Escuela para el Desarrollo Armónico.


Espero que lo disfruten y aprovecho para darle gracias por su sensibilidad y sencillez.



Tolba Phanem (poeta africana)


En cierta tribu de África, cuando una mujer sabe que está embarazada se interna en la selva con otras mujeres de su comunidad. Rezan y meditan juntas hasta que surge del grupo una melodía hasta entonces desconocida para las integrantes. La memorizan y desde ese momento consideran que esa canción es propia del niño que nacerá. Saben que cada alma tiene una vibración propia, capaz de revelar su particularidad, unicidad y propósito.

De regreso, las mujeres caminan entonando la canción hasta que pueden cantarla en voz alta y, al llegar, se la enseñan a todos los demás.

Cuando el niño nace, la comunidad a coro le canta su canción a modo de recibimiento, acompañando su encuentro con la luz.

Cuando el niño comienza a ser instruido, el pueblo se junta y le canta su canción, celebrando su crecimiento y capacidad.

Cuando se inicia como un adulto de la tribu, la gente vuelve a reunirse en torno a él y le repite su canción, alegrándose de contar con él.

Cuando llegue su casamiento escuchará la canción en la voz de sus padres y hermanos, amigos y vecinos.

Si en algún momento de la vida comete un hecho antisocial o que pueda reprochársele, entre todos lo conducen al centro del poblado. Forman un círculo a su alrededor y le cantan su canción, porque no creen en el castigo para corregir conductas indeseables. Más bien piensan que el amor y el recuerdo de la verdadera identidad –contenida en la canción- harán que ya no tenga necesidad de hacer nada que pueda dañar a otros.

En el momento de dejar este mundo, la comunidad canta su canción cerca del lecho en que yace, para acompañar su viaje.

A partir de que lo hagas, tus amigos conocerán tu canción y te la cantarán en ocasiones importantes para ti. Te la recordarán si alguna vez te la olvidas. Nunca resultarán engañados por los errores que cometas y no te creerán si intentas mostrarles una imagen oscura de ti mismo.
Te asistirán recordándote tu propia belleza cuando te sientas feo/a. Recordándote que eres una totalidad cuando te sientas quebrado/a. Defendiendo tu inocencia cuando te sientas culpable y, sobre todo, volviendo tu mirada sobre los propósitos si te notan confundido/a.



“No necesito una garantía firmada para saber que la sangre de mis venas es de la tierra y sopla mi alma como el viento, refresca mi corazón como la lluvia y limpia mi mente como el humo del fuego sagrado."

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