La llamada del baile

Convoqué a una clase de expresión corporal-danza el último 17 de agosto, en la Escuela para el Desarrollo Armónico, con el fin de disfrutar del baile. Se reunieron varias personas de ambas sexos para explorar las posibilidades de su cuerpo en movimiento.

Me gustaría compartir lo que más me impresionó (en el sentido de dejar huella)en el intercambio con estas personas, la mayoría para mí desconocidas. Estas son mis notas:

• El agrado que veo en sus caras cuando empiezan a atisbar que el enfoque del trabajo sobre el cuerpo es un aprendizaje desde el juego y la creatividad.
• El alivio que les produce la facilitación de la comunicación con los otros componentes del grupo.
• La contención progresiva que les brinda el trabajo en quietud, en un lugar tibio y blando, en el que la tarea es conectarse profundamente con ellos mismos a través de las sensaciones corporales.
• La posibilidad de traspasar las limitaciones que se traducen en el movimiento de algunas partes del cuerpo por estimarlas vergonzantes. Estas actitudes de ampliación de los límites van acompañadas por la totalidad de la persona.
• La posibilidad de aprender los pasos de las danzas caribeñas: cha-cha-cha y salsa logra un entusiasmo sostenido por la posibilidad de salir a las fiestas fuera de este ámbito con el fin de encontrar nuevas relaciones de afecto. En este momento abundan las sonrisas cómplices, la picardía, los movimientos voluptuosos, el encuentro de parejas en el baile, las frases reveladoras de los deseos referidos a lo afectivo.